miércoles, 27 de octubre de 2010

No ganamos para sustos...

Con esta oposición no ganamos para sustos. El Presidente del Partido Popular en Baleares afirmó, hace muy poco, que tenía la intención de acabar con nuestra lengua autonómica. La semana pasada el conservador Alcalde Vallisoletano se permitió el lujo de airear a los medios sus más depravados y machistas pensamientos. Y hoy tenemos las declaraciones del Sr. Rajoy afirmando que pretende acabar con el Estado de las Autonomías.
La cuestión no sería más que otra muestra de la demagogia a la que nos tienen acostumbrados si no fuera por el trasfondo del asunto. Las Autonomías se constituyen al amparo del art. 147 de la Constitución de 1978 tras la promulgación de su correspondiente Estatuto de Autonomía y con el refrendo de la mayoría absoluta del Congreso de los Diputados.
La Constitución Española reconoce de facto la autonomía de las provincias limítrofes con características históricas, culturales y económicas comunes (transcripción literal) y siempre al amparo de su art. 2 “La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas.”
Las competencias de las Autonomías son siempre pactadas y delegadas del órgano superior al inferior, por lo que, cuando exista una teórica duplicidad de funciones la responsabilidad es siempre del órgano superior que, muchas veces, es reticente a cumplir con una efectiva delegación que tiene, como única razón de ser, la de facilitar al usuario un contacto más directo y próximo con la Administración.
Pero lo más demagógico del argumento conservador es el pretendido exceso de burocracia de nuestras Administraciones que se refleja en la cantidad de funcionarios. Recordemos algunas cifras. España tiene aproximadamente 18,4 millones de trabajadores, de los cuales 3,1 millones son funcionarios repartidos en las siguientes cuotas: 56% son funcionarios de las Administraciones Autonómicas, 18% son funcionarios de la Administración Central y 26% son funcionarios de los Ayuntamientos. Lo compararemos con nuestro vecino galo que no tiene ese “pretendido” problema de duplicidad y vemos que Francia tiene 21,6 millones de trabajadores de los cuales 5,2 millones son trabajadores públicos. O sea que, sacando porcentajes, resulta que Francia, sin Administración Autonómica, tiene un 24% de sus trabajadores que son funcionarios públicos y España, con su tremenda carga autonómica, tiene un 19,5%.
Quizás el Sr. Sarkozy se está planteando crear un Estado de Autonomías comparado al Español como medida para el recorte de funcionarios…

lunes, 18 de octubre de 2010

Se vende moto casi nueva...

Se puede decir que estoy escribiendo este artículo al mismo tiempo que escuchando la entrevista que le están haciendo al portavoz de economía del Partido Popular, el Sr. Cristóbal Montoro.
El Sr. Montoro está intentando “vendernos la moto” del liberalismo económico como la única solución para los males que azoten nuestro país e incluso se atreve a decir que su aplicación es la solución al problema de la crisis mundial.
La liberalización de la economía, en su faceta más teórica, significa dar rienda suelta al aforismo liberal “laissez faire”, o sea, que dejemos a la economía actuar a su libre albedrío y esta misma se encargará de crear empleo sin necesidad de mediación del Gobierno.
La teoría no es mala, ya que si dejamos a las empresas regular sus precios y salarios, esta gozará de extraordinaria salud y, al menos teóricamente, se creará empleo.
La realidad, como siempre, es mucho más realista que la teoría. La experiencia demuestra que la aplicación del liberalismo produce una bajada en salarios y por lo tanto disminuye el poder adquisitivo de los trabajadores y, consecuentemente el consumo. Bajo esta situación el liberalismo sube de nuevo los precios, ya que tiene esa potestad haciendo cada vez más profunda la brecha que separa al trabajador del empresario.
Por otro lado, efectivamente el liberalismo puede permitirse el lujo de bajar la carga fiscal de los ciudadanos ya que, al no permitir el intervencionismo del Estado, no tiene porqué asumir los costes sociales. El resultado es evidente, subsidios de desempleo, sanidad pública o pensiones se verán mermados al no garantizarse la totalidad de sus ingresos, pero eso, naturalmente, al PP no le interesa.
Por último se atreve a poner el ejemplo de la economía francesa y su jubilación olvidándose por completo de comentar que, en el país galo, es condición “sine qua non” el haber cotizado 41 años para cobrar el 100% de la jubilación.
Vamos, lo dicho, que nos ha intentado vender una moto averiada como nueva…

miércoles, 13 de octubre de 2010

Plujes i altres coses...

Avui ens desperta el dia amb els resultats de la tempesta que ha passat per les nostres illes i, recordem que sempre que entra una tempesta, per l'oest de nostres illes, s'inunda la zona del Pla de Sant Jordi i la Platja de Palma.El resultat ho sabem de sobres, aigua estancada, plagues de mosquits i veïns descontents pels problemes de desguassos pluvials.Potser no sigui políticament correcte recordar que aquesta zona ha estat tradicionalment espoliada per especuladors sense escrúpols que han vist rendibilitat on abans hi havia una zona humida.Ses Fontanellas és un trist record del que era l'Albufera de Palma en un temps en que, gràcies a la tasca agrícola del Pla, es drenaven perfectament els sobrants per les seves conductes naturals en un perfecte ecosistema en que l'home era només un element més .Avui veiem el resultat dels que van consentir al seu dia que es construís sense mesura. Segones residències, comerços i hotels van sorgir com bolets a la tardor amb ple coneixement dels seus drets com a ciutadans però amb total absència de deures enfront del patrimoni que espoliaven.La naturalesa no sap d'interessos polítics i l'aigua torna als seus conductes naturals recordant el fràgil de la nostra existència i l'inútil de les nostres expectatives deístas.Avui tenim l'oportunitat d'aprovar un Pla de Remodelació de la Platja de Palma i tornar al seu legítim propietari part del que hem destruït. Zones verdes i desaparició d'hotels obsolets solucionaran en part el problema, però l'urgent és arribar a un consens polític entre partits perquè es deixin de banda interessos electoralistes i s'aposti per un projecte valent i de futur que recuperi una de les zones més boniques de la nostra badia.