Las declaraciones de la Secretaria General del PP, María Dolores de Cospedal, con su posterior intento ridículo de disculpas, donde metió, si era posible, aún más la pata, tildando al President Montilla como Fascista o Marxista demuestran la clase política que pugna por gobernar España. No creo que sea conveniente explicar, en estas líneas, las diferencias entre el Marxismo y el Fascismo, porque entraríamos en una burda polémica que no ayudaría nada a la cuestión. Es más, podría parecer que quisiéramos justificarnos ante lo que ha sido una salida de tono más propia de la ignorancia que del temple que todo político debe tener.
El PP en su permanente crispación, ha ordenado a todos sus públicos personajes utilizar la táctica del “no a todo”, en nuestro Ayuntamiento palmesano tenemos un ejemplo claro de acatamiento sumiso de esa directrices y en el que observamos como deben, por imperativo de partido, votar negativamente interesantes iniciativas ciudadanas sin poder utilizar argumentos creíbles.
Aunque quizás lo que más impresiona es la utilización, por parte del partido conservador, del Tribunal Constitucional, como tercera Cámara. Son muy conscientes de que el Constitucional necesita reformarse y actualizarse, pero saben perfectamente que, mientras tengan mayoría en sus componentes, podrán utilizarlo convenientemente ante cualquier iniciativa que no supere la tramitación ordinaria ante las Cámaras. Quizás muchos consideremos que es una forma muy rastrera de utilizar el Tribunal competente en materia constitucional, pero una vez más, se demuestra que todo vale…. Para algunos.
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